Comenzaré esta entrada con un saludo cordial hacia cada uno
de ustedes – inclina la cabeza levemente y curva sus labios- Muy bien, después
de esto creo que nos es posible proseguir.
Me gustaría contarles que anoche, retomando una costumbre
que había perdido un poco, me quedé despierta toda la noche leyendo ¿qué me
entretuvo? Creo que el título de esta entrada lo deja perfectamente claro.
Podría decir que voy a intentar que mis recomendaciones o
reseñas sean dentro de todo objetivas, pero estaría mintiendo. Para aquellos
que ya han tenido lengua o literatura, imagino que será obvio decir que la trama
predominante en una reseña o crítica es la argumentativa, que va de la mano con
la subjetividad y deja nula la posibilidad de un discurso objetivo. Así que
sepan desde este momento que todo lo que voy a decir es una opinión personal y
que pueden fácilmente no compartirla.
Otra cosa que me gustaría aclarar es que voy a hacer todo lo
posible para no spoilerale nada a todos aquellos que no hayan leído el libro ni
mirado la película. Odio los spoilers y voy a intentar mantenerlos alejados de
todo esto.
Ahora bien, comencemos con lo importante.
La Ladrona de Libros es un libro
que me llamó la atención desde el primer momento. En un principio, para un lector es muy interesante un título como el de esta obra, al menos lo fue para mí, así que cuando me lo recomendaron no pude menos que desear leerlo.
que me llamó la atención desde el primer momento. En un principio, para un lector es muy interesante un título como el de esta obra, al menos lo fue para mí, así que cuando me lo recomendaron no pude menos que desear leerlo.
Cuando abrí el libro y comencé con la lectura, una de las
primeras cosas que me resultó interesante fue el narrador. Alejado de lo
típico, este libro no era desarrollado por un narrador omnisciente ni relatado
por un narrador protagonista, la misma Liesel Meminger no era la que hablaba,
sino que tenía un narrador testigo ¿y quién era ese importante testigo del que
hablo? ¿Un amigo? ¿Un hermano? ¿Su padre? Por supuesto que no. Ese narrador era
nada más y nada menos que la muerte.
Si, como lo ven, la muerte. Pero no quiero que comiencen a
hacerse ideas erróneas sobre nuestra narradora. No es como suele ser descrita
por los humanos, como ella misma lo dice. No camina por allí con una hoz o una
guadaña, no es malvada, sólo es lo que tiene que ser.
“¿Quieres saber qué aspecto tengo en realidad? Te ayudaré,
ve a buscar un espejo mientras sigo” Fue lo que dijo. Dejo a su criterio la
interpretación.
Algunos datos interesantes de la narración de la muerte
pueden ser las pequeñas interrupciones que hace a mitad de su relato para dar
una traducción, una aclaración, una definición, presentar una escena, relatar una conversación, dar una imagen,
brindar datos o cualquier cosa que ella considere necesaria para el buen desarrollo
de la historia.
Otra cosa que puede interesarles es que la muerte está en contra
de mi política de no spoilers, llegando a narrar sucesos del final de la
historia a la mitad del libro, o anunciando una muerte medio año antes de que
suceda. Pero ¿Quién osaría decirle algo? Es la muerte, alguien con un valor
semejante para oponérsele rozaría los límites de la locura. No, la historia
queda así, lo mejor es leer en silencio y sin reproches. Después de todo, esta
extraña forma de contar los sucesos, los saltos impredecibles en el tiempo, le
dan un algo especial al libro, lo llevan fuera de lo corriente.
E, imitando a la
narradora de nuestro libro, he aquí un dato objetivo (¿Creían que no podría?):
La ladrona de libros es una novela de Markus Zusak publicada en 2005. Se
llevó el Premio Michael L. Printz en 2007. Para septiembre de 2009 había estado
105 semanas en la lista de superventas juveniles del New York Times
Ahora volvamos a las apreciaciones
personales.
"Ella era una ladrona de libros, él asaltaba el cielo" |
Si hablamos de los personajes, hay
muchos en este libro que pueden provocar el amor de los lectores, desde el
pequeño y vivaz Rudy Steiner, el amable Hans Hubermann o su esposa Rosa, Ilsa
Hermann, la mujer del alcalde, y nuestra pequeña protagonista, Liesel Meminger,
sin entrar en detalles o explayarnos más. Sin embargo, no me he visto cautivada
por ninguno de estos personajes tanto como lo estoy con Max Vandenburg. Su
conexión con la vida, su silencioso agradecimiento, la conformidad con la que
acepta la poca ayuda que pueden brindarle, el descubrimiento de las palabras y
el amor incondicional que le profesa una
niña que hurga en los tachos de basura buscando un periódico con crucigramas
para que él no se aburra tanto en los momentos de soledad en su pequeña cárcel autoinfringida
me hacen verlo de una forma diferente de los demás, lleva mi atención hacia él.
No puedo evitarlo, la balanza siempre termina inclinándose un poco hacia uno de
los lados, nunca hay equilibrio, nada es perfecto.
Claro, que despistada estoy siendo,
hablándoles de una historia sin siquiera haberles dado un esbozo de la idea
central de esta. Pero ¿Qué más puede ser dicho? Me temo que mis apreciaciones
llegan hasta este punto si lo que quiero evitar es el spoiler. A cambio, para
que no me crean una desconsiderada, les dejo la transcripción de las palabras impresas
en la contratapa del libro, espero que
les baste con ellas.
“Liesel es una niña alemana que vive en un pequeño pueblo
cerca de Münich con sus padres adoptivos. Durante los peores años del nazismo,
su pasión por la lectura la ayuda a refugiarse en las historias de los libros
que roba de donde puede. Esa vehemencia por leer termina salvándole la vida”
Algo corto ¿cierto? Bueno, si
quieren saber más lo importante sería leer el libro, les prometo que no se
arrepentirán.
Una pequeña recomendación: si son
como yo y no soportan la visión del amor incondicional y el sacrificio sin que
un caudal amplio de lágrimas se cole por sus ojos, les recomiendo tener a mano
una caja con pañuelos.
También es interesante destacar que
existe una película, para todos aquellos a los que la lectura no les provoque
esa sensación de conformidad y engrosamiento del alma. No la he visto, pero
estoy planeando alquilarla pronto.
Así que, para ir finalizando con el
tema, La Ladrona de Libros es una historia cautivadora, sensible y despiadada a
la vez, puede hacerte emocionar, sonreír y llorar con la misma facilidad y gente
de cualquier edad puede disfrutar de ella por igual.
Así que ya saben, cuando tengan un
rato de ocio y quieran leer, esta es una opción genial.
¿Han leído el libro o visto la
película? ¿Les gustó? ¿Cuál fue su personaje favorito? Están todos invitados a
dejar sus comentarios. Desde ya muchas gracias por leer, tengan buen día.
Quimey
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